Al mundo de la cerveza artesana están llegando unas nuevas amigas: las sidras. En algunos países como UK es común ir a un bar y echarte una pinta de sidra, pero no en lugares sin cultura de la sidra o con tradiciones diferentes respecto al consumo de esta bebida. Estamos seguros de que en un futuro próximo la sidra va a correr por los grifos de las cervecerías que quieren ofrecer algo diferente.
Québec comenzó a experimentar con este jugo fermentado de manzana hace unos años. Sus sidras están entre las mejor valoradas del mundo. Se trata de un sector altamente innovador. Son famosos sus festivales de sidra en todas las estaciones del año. (ejemplos).
La clasificación más general de la sidra en Québec es “efervescente”, “no efervescente” y “sidra de hielo”. La “no efervescente” procede de manzanas recogidas en su momento de maduración. La “efervescente” se elabora a partir de la “no efervescente”. Si sus burbujas se han obtenido por procedimientos naturales (fermentación en botella o barril) se utilizan las denominaciones “espumosa” y “bouché”. Por último, la “sidra de hielo”, una invención propia de esta provincia gracias a su clima, se diferencia por la concentración de los azúcares de la manzana por el frío característico de los inviernos quebequenses.
Pero hay una cuarta categoría, también inventada en Québec: la “sidra de fuego”, que se obtiene al asar las manzanas. Un estilo idóneo para maridar con el postre.
Les Vergers de la Colline (St Cecile de Milton) es una sidrería que cuenta con casi 90 años de tradición. La familia Lasnier ha ido transmitiendo generación tras generación su pasión por la manzana y la sidra. En el 2000 se incorporó a la empresa familiar Marc-Antoine tras descubrir las últimas tendencias en Europa y América. El redescubrimiento de la sidra y hacer llegar la sidra a los paladares más jóvenes se convierten en sus principales objetivos. De este modo, esta sidrería con una dilatada tradición comienza a innovar en sus técnicas y sus elaboraciones.
Ofrecen una amplia gama de productos y se atreven con todos los estilos, desde la Api Hop, una sidra lupulada para los más atrevidos, hasta la sofisticada sidra de fuego, sin olvidarnos de la sidra rosé, una versión irresistible de sidra con fresas.
Cuando visitamos sus campos de manzanos pudimos sentir el mimo con el que se elabora la sidra desde la materia prima, sin olvidar el contacto directo y cercano que tienen con la comunidad local en la tienda y bar dónde ofrecen sus productos. De un lugar tan idílico solo puede salir una de las mejores sidras de la Belle Province.
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